Llega el otoño y las hojas caen
mudando su verdoso por un pardo color.
Alfombran el suelo acogiendo mis pies
bajo el frío imparable que anuncia el aire.
Y los árboles desde sus copas menguantes
susurran un canto de adiós
que fluye entre las ramas misterioso y sutil,
y yo puedo descifrarte:
"¡Adiós, verano! ¡Bienvenido, invierno!
Nos quitas los días largos y nos traes los hielos;
acercando nuestros cuerpos nos calentaremos.
¡Es tiempo de dormir y silenciarse!
Diciembre, enero y febrero
también son un don de nuestra Madre".
Sonia
Aquí pretendí hacer todas las personificaciones posibles, y lo intenté con la aliteración (el crujido de las hojas, que es como frssssss jrssss en los árboles y cras cras cuando las pisas).
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