viernes, 25 de noviembre de 2011

UNOS CUANTOS INGREDIENTES POEMÁTICOS (Revisado y corregido)

“P”: Una “I” que aguza el oído.
“T”: Una cruz que ha perdido la cabeza.
Entre la “P” y la “T”, una -P-uer-T-a.
Tras ella, un escritorio.
En él, dos “P” y dos “T”:
-P-a-P-el  
-T-in-T-a.
La pregunta es: ¿Cuándo comenzaré a escribir?
¿Cuándo pensar la primera letra? ¿Cuándo deducir la palabra?
Me amenazan las dos “N”: -N-u-N-ca.
Cuando estoy con alguien, porque estoy con alguien.
Cuando alguien me deja, porque alguien me deja.
Cuando sonrío al espejo, porque sonrío al espejo.
Cuando el espejo se ríe de mí, porque el espejo se ríe de mí.
Nunca escribiré… o siempre estaré escribiendo.
Mi palabra no vale nada. Yo la inventé para que me mintiera
Inventé el fantasma para que me asustase
Era un pacto tramposo… Él se fió de mí, con su sábana espectral
Y yo, fingiendo ser cobarde, le derroté traicionándole.
Él no sabía que yo iba a rebelarme… Solo cumplía con su trabajo de asustador.
…Creo que ya no querrá volver a ser contratado por mí… le debo de dar miedo.
¡Había escrito sobre su tela de muerto viviente porque era blanca
Y yo no quería seguir estando en blanco!
¿Tan difícil es explicarle a un fantasma esto?

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